Era un día normal en la populosa Londres de la era victoriana. En los tejados se podía ver a los deshollinadores destapando chimeneas, a los estibadores trabajando en el puerto, acarreando enormes cajas de té de Ceilán, y a los distinguidos caballeros, visibles a través de las ventanas de los clubes, leyendo el periódico mientras sostenían, en sus delicadas manos, caros y humeantes puros importados. Nadie podría imaginar que, en un parpadeo, la vida cambiaría de manera radical. Finalmente, ese fatídico momento llegó, y la enorme metrópolis, capital del imperio más poderoso del mundo, fue tragada por la tierra.
Esta es la historia de Fallen London, como su título indica: un Londres que ha caído, literalmente, a las profundidades de la tierra y, metafóricamente, a su realidad más oscura. En las tinieblas de su nueva ubicación en el inframundo, demonios y oscuros mercaderes —que definitivamente no son humanos— han tomado las riendas de una ciudad donde, junto a los confundidos habitantes originales, deambulan criaturas espeluznantes y malévolos espíritus. Definitivamente, nada volverá a ser como antes.
En 2008, un joven programador llamado Alexis Kennedy decidió iniciar un proyecto personal al que denominó Echo Bazaar (posteriormente renombrado como Fallen London). Su objetivo era crear una plataforma experimental para un nuevo motor de juegos. Aunque el motor no prosperó, Fallen London —en principio un humilde juego de navegador basado completamente en textos— comenzó a ganar adeptos de manera exponencial, convirtiéndose en uno de los títulos más frecuentados de su categoría. Con los primeros indicios de aprobación del público y la incorporación de más personas al proyecto, el juego se volvió más complejo, dando un salto definitivo con la adición de imágenes. Estas dotaron al título de un aspecto completamente renovado, generando la sensación de estar jugando un complejo e intrincado juego de mesa.
La propuesta de este título resulta, en principio, abrumadora. Con una interminable lista de actividades por realizar, muchas de ellas sin un sentido aparente al principio, nos iremos abriendo paso como ciudadanos de esta desdichada ciudad. Pronto aprenderemos que el dinero no es la única moneda corriente: "los secretos bien guardados" e incluso un conjunto de ratas muertas atadas con un hilo pueden servir como medios de pago para avanzar en nuestra aventura. De nosotros dependerá cómo queremos comportarnos y la reputación que forjaremos en la ciudad, basada en los trabajos que realicemos, las decisiones que tomemos y la clase de personas con las que nos aliemos.
Con un enorme mapa por recorrer y una amplia gama de profesiones para escoger (como navegante, delincuente o novelista, entre otras), Fallen London nos ofrece una experiencia única. Profundamente basada en la narrativa, combina un entorno gráfico que se funde armoniosamente con una historia muy bien elaborada, donde el steampunk, las abominaciones cósmicas de Lovecraft y los oscuros personajes de Poe nos acompañan constantemente, aunque sin llegar a ser del todo reconocibles.
El progreso de nuestro personaje se refleja en distintas habilidades que mejoraremos, así como en una amplia serie de objetos que recolectaremos. Estos pueden servir como equipamiento o como recursos para avanzar en las variadas situaciones que se nos presentan. Nuestro único límite será el de los 20 turnos, marcados por una vela que el juego utiliza como indicador. Una vez agotados, deberemos esperar varios minutos para que se recarguen. Fallen London es gratuito, pero cuenta con un sistema opcional de pago, tanto para recargar turnos como para acceder a historias exclusivas (absolutamente prescindibles).
El éxito de Fallen London fue tal que, en 2015, tras una exitosa campaña en Kickstarter, vio la luz Sunless Sea. Este título combina hábilmente elementos de rol con exploración y supervivencia, ubicado en el mismo universo, ampliando enormemente esta genial y particular experiencia. Sunless Sea cosechó muy buenas críticas, tanto que, en 2019, otro spin-off, Sunless Skies, fue lanzado con el apoyo de otra exitosa campaña en Kickstarter.